Lachey

Reflexiones

La historia del devenir de la humanidad nos ha dejado patrones de comportamiento en los que al buscar la armonía de los unos, se hacía entrar en caos a los otros. Pero ¿Quiénes eran los unos y los otros en una relación sujeto – objeto? aquellos que a pesar de pertenecer a la misma especie se los veía como diferentes. De ahí que, entre localización y globalización diferenciamos a las sociedades como primitivas e históricas, desarrolladas o subdesarrolladas, del centro o la periferia; al conocimiento le investimos de comprensión dejando de lado a la intuición y a la sabiduría; a la hegemonía le disfrazamos de democracia…, se dejaron de lado los argumentos dialógicos recursivos sin comprender el uso del pensamiento paritario para engendrar complementariedades. Decir que los patrones mencionados constituyen la armonía de muchos no es novedad, pues los procesos de autorreferencia nos empujaron a democratizar el poder y a caotizar la comprensión.

Las hegemonías tuvieron tinte de conflicto, conquista, colonización, ciencia y desarrollo, iremos detrás de lo trazado por terceros a imagen y semejanza de lo que ellos denominan felicidad.

Las democracias nacidas en el seno de las burguesías nos han llevado a vivir otro tipo de feudalismo, pasamos de la trinidad reyes – militares – clérigos a la interacción política – capital – poder.

La mitología tuvo su punto de inflexión en la separación entre el mito y el logos ¿ Porqué separar procesos de comprensión de los fenómenos de la realidad y la lógica?

A la comprensión de la comprensión se le denomina hermenéutica, siendo así ¿Cómo explicar la capacidad del ser humano para tender puentes de incomprensión?

Las falsas democracias originadas a partir de la creación de los Estados modernos, nos llevaron a creer que la representatividad se plasmaba a través de un voto y que ese era el único acto de participación de los ciudadanos.

Somo seres globales emplazados en pensamientos locales.