Reflexiones
Y si reemplazamos a los geocentrismos, los antropocentrismos y a los teocentrismos por el biocentrismo, al enarbolar como lo prioritario a la vida como punto máximo en la sabiduría. Seguramente nos reencontraremos con lo magnánimo del origen.
En el reencuentro con el origen olvidaremos nuestros procesos civilizatorios adentrándonos en lo maravilloso de la relación símbolo – mito – magia, pues los símbolos eran parte de aquello que no comprendíamos denominado mito, aquello que estaba por detrás de un pensamiento humano diminuto por naturaleza que no entendía que no hay ciencia que descubra la magia de la vida.
Ahora bien, debemos rescatar el pensamiento comunitario, como mecanismo que equilibre a la relacionalidad del homo. Todo tiene el mismo valor. es decir hay una relación de 1 a 1 en todos los elementos del sistema.
(…) Y qué tal si ponemos en el centro de nuestra sabiduría a la conservación de un nicho ecológico para la vida.
La gran comunidad estará compuesta por el cosmos, el planeta, los elementos, las especies…, en su ciclicidad, las formas de comprensión de la diversidad en la existencia.